Desobediencia

En El conocimiento inútil, un ensayo publicado originariamente en 1989 y que ahora Página Indómita ha reeditado con una nueva traducción al castellano, Jean-François Revel, uno de los pensadores liberales más brillantes de la posguerra europea, dedica un capítulo a presentar los estragos que la pedagogía de la izquierda antiliberal, acaparadora del poder educativo, ocasionó en los planes de estudio de la enseñanza secundaria durante la guerra fría. La naturaleza del fenómeno que describe y el efecto ridiculizado que en él proyecta el paso del tiempo ayudan mucho a comprender la vesania ideológica de una manera de entender el progresismo que, si antes mostraba devoción por el totalitarismo soviético, ahora eleva a la categoría de excelencia moral ciertas fantasmagorías posmodernas que hacen las delicias de los administradores de la cultura y la educación. Entre otras sugerencias de la pedagogía francesa de la época, Revel cita un livre du maître (manual destinado a orientar a los maestros) de 1980 según el cual conviene explicar a los escolares que el mundo se divide entre unos Estados Unidos imperialistas y antidemocráticos y una Unión Soviética antiimperialista y democrática y que, mientras que el primero aspira a dominar el mundo, la segunda lucha contra el imperialismo y el fascismo. Caído el Muro,  a un lector de los felices años noventa, esa recomendación pedagógica debía de parecerle inconcebible; un lector de los tiempos presentes, en cambio, bien informado de la furia adoctrinadora de los expertos del momento, solo verá en ella una variación en los contenidos, y en el caso de otras recomendaciones de los mismos años ochenta sobre la necesidad de que la escuela deje de dar importancia a la transmisión de conocimientos para centrarse en los valores de la empatía y la convivencia, pensará que a veces el tiempo sí que pasa en balde. Vean si no. Que la fiebre por convertir a los escolares en activistas políticos autocontemplativos y perfectamente ignorantes del conocimiento útil ha tomado ya posiciones institucionales en Cataluña, lo revela el borrador de Decreto de Ordenación de Enseñanzas de la Educación Básica de la Generalitat que ha trascendido recientemente y que tiene toda la pinta de querer ser recordado en un futuro como un monumento a la falsificación de la historia en clave nacionalista, a la imposición neurótica de la ideología de género y a la consolidación de una pedagogía alérgica a la exigencia. El decreto toma especial interés en la reflexión sobre las actitudes resistentes y revolucionarias y el conflicto entre moralidad y legalidad. De lo que se trata, pues, y animo desde aquí a los maestros responsables, es de desobedecerlo en todos y cada uno de sus puntos, siguiendo así escrupulosamente la filosofía que lo inspira.

(Publicado en Quadern de El País, 20-02-2022)

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